Una semana intensa
Querid@ lectr@,
He comenzado una nueva etapa de mi vida en la que he aparcado el trabajo para enfocarme en cambiar de profesión con la que me gano la vida hacia una compatible con la familia que estamos construyendo. Así que me tomo un tiempo de pausa laboral para centrarme en estudiar a la vez qué cuido de nuestro hijo.
En este post te quiero hablar de cómo estoy experimentando el inicio de este nuevo ciclo y cómo son esos comienzos en los que una tiene que volver a replantear toda la organización de su vida.
Esta semana ha sido una llena de esfuerzo en llegar a todo. Como si nunca aprendiera que cuando hacemos eso damos pie a sentimientos de culpa por no lograrlo. Como si fuera imperdonable no llegar a “maternar”, estudiar, mantener la casa, cuidarme, estar presente como hija, como pareja y cómo amiga.
Lo queremos todo y aprender que ese todo viene a un coste que la mayoría de la veces, al menos para mí, no vale la pena. Porque normalmente viene a costa de la salud.
El querer estar y hacer a la vez, síntoma de no querer renunciar a nada del papel de madre pero seguir desarrollándome, progresando como persona, como trabajadora, como mujer.
Toda la semana batallando, con la ayuda de Cristian que siempre está ahí, el cansancio me golpeó en todo el cuerpo. Me dolía la cabeza, la espalda, no me podía ni centrar en comunicarme con las frases más sencillas.
Como era lógico que ocurriese el cansancio me venció. Cristian viéndome, me invitó a tumbarme en la cama ya que había dormido al enano para aprovechar y descansar en lo que este durmiese. Me dormí. Cristian se durmió a mi lado. Fue una siesta inesperada pero necesaria.
Era viernes por la tarde.El momento en el que ponía toda la confianza de que estando el niño con el padre yo podría estudiar todo lo que no logré durante la semana. Ilusa de mí. Parece que no aprendo.
Así que ante la situación, me di cuenta que así no podía funcionar y debo cambiar de estrategia. Las cosas no pueden salir si no saco tiempo para estudiar, para centrarme y no estar pendiente a cada rato del enano.
Hace dos semanas intenté dejarlo con mis padres para estudiar.El estudio fue bien.Pero me empecé a sentir culpable ante el hecho de dejarle.Sentimientos contradictorios y que te paralizan.Pero esta vez, a diferencia de otras decido ser más amable conmigo. No machacarme tanto que ningún bien hace.
Así que una tiene que tomar una decisión. Si no me esfuerzo y sacrifico un poco ahora, quizá en un futuro me vea obligada a trabajar de nuevo en un lugar con un horario de locos al igual que estos últimos 4 años. Y entonces el sacrificio será obligatorio. La culpabilidad será mayor. Mucho mayor teniendo en cuenta que Daniel irá creciendo y siendo consciente de que su madre no está casi nunca en casa.
Así que volviendo a alinearme con mis objetivos vitales, decidí coger el toro por los cuernos, aparcar la culpabilidad, pedir ayudar y volver a la carga para poder darme una verdadera oportunidad de conseguirlo. Así cuando estoy con mi hijo, estoy de verdad, no estoy pensando en que no he cumplido y preocupándome en vano. Por qué lo cierto es que la preocupación no sirve para absolutamente nada.
¿Lo conseguiré?
Sólo el tiempo lo dirá.
Mientras tanto voy a hacer lo mejor que pueda, cuidándome y cuidándonos.
Solo me queda desearte querid@ lectr@ que tu semana haya sido buena, a pesar de tu lucha por conseguir tus objetivos y que sepas que no estás solo. Que somos muchos lo que batallamos con nuestro día a día para conseguir la mejor versión de nosotros mismos. ¿De qué si no iba a tratar la vida?