A veces la vida es CUESTIÓN DE ACTITUD
Querido lector@,
Esta semana estoy pasando unos días en casa de mi suegra aprovechando que tiene vacaciones para que pueda disfrutar de su nieto mientras yo aprovecho algunas horas para estudiar para la oposición que me estoy preparando.
Inevitablemente al pasar tiempo con ella, me fijo en mi suegra que trabaja muchísimo y casi nunca se queja. Bueno sí, como todo el mundo cuando tiene un días malos. Pero no queja como algunos a veces nos quejamos de lo dura que se nos presenta la vida como si esperáramos que no nos costara esfuerzo.
Su actitud ante la vida es admirable. Con el mismo tiempo con el que contamos todos ella aún saca tiempo para tejer juguetes para Daniel, cocinar algún dulce o mermelada casera para que podamos tener todo el año algo casero y saludable a untar en las tostadas de los domingos. Saca tiempo de donde parece que no lo hay.
¿Qué la diferencia de otras personas?
Algo tan simple y difícil de conseguir en ocasiones como una muy buena actitud ante la vida. Quiere vivirla y disfrutarla exprimiendo al máximo las cartas que le han tocado para jugar. Esa forma de enfrentar la vida enfocándose en las actividades que le hacen ilusión y que desea hacer a pesar de la dureza del día a día me inspira.
La mente es tremendamente curiosa porque puedes tener una vida que muchos considerarían complicada y desbordar alegría y felicidad o puedes tener una vida que se diría acomodada y ser tremendamente infeliz y parecer que nada te llena. Evidentemente desbordar alegría y felicidad no significa que no tengas días en los que esté permitido estar triste o apenado, o dos o tres o una semana.
Vuelvo con ello a insistir en un idea que intento recordar con frecuencia: quizás la felicidad está en disfrutar de los pequeños placeres y actividades que tenemos a nuestro alcance todos los días y seguir trabajando en nuestros sueños a pesar de las dificultades con la mejor actitud que podamos para que al final de nuestra vida podamos decir que fue una vida bien vivida.
Tomar conciencia de que la vida es un regalo porque somos un producto milagroso de la naturaleza al nacer entre tantas posibilidades de no hacerlo y haber sobrevivido y seguir haciéndolo con todo lo que podría salir mal.
La pregunta que nos deberíamos casi cada día antes de poner el pie en el suelo y comenzar nuestro día es ¿cómo puedo tener la mejor actitud para vivir mi día mejor?
Es un pregunta que puede resultar compleja o incluso abrumadora. No es lo que pretendo.
Querid@ lector@, sólo quiero que juntos prestemos más atención a nuestra actitud, que sonriamos más que agradezcamos más, que sintamos más y mejor todo lo que vivimos porque es la única manera de vivir una vida llena que es lo que creo que al fin y al cabo buscamos todos.
¿Mi consejo?
No pretendo sonar pretenciosa dando consejos porque al igual que tú, yo estoy en mi propio camino hacia el desarrollo de mi persona. Pero si me lo permites te diría que busques alguna persona a tu alrededor que rebose una buena energía y déjate contagiar por ella, que descubras hobbies que a priori puedan parecer tontos pero que los disfrutes, no sobrepensar demasiado las cosas, volver a vivir sencillo y practicar esa buena actitud todos los días. Así día tras día, lograremos que aunque tengamos días que lo hagamos peor que otros, logremos en un final tener una vida abundante, llena de inspiración, entusiasmo y ganas de vivir.