Un día al borde del colapso mental

Estoy en la sala de espera de urgencias entre sollozos porque por primera vez en 6 meses de embarazo la vida me ha podido. Mi propia presión lo cual me hace sentirme mas estúpida aun porque todo el mundo me entiende.

Siento un nudo en la garganta a punto de convertirse en llorera que no veas dentro de mí que me hacen tener ganas de gritar. Sensación de tristeza, agobio, sentimiento de fracaso e insuficiencia.

Tengo un conflicto que no sé cómo resolver y eso me ha estado pesando. Tengo que tomar una decisión. Ahora no es momento de pensar desde luego porque soy una gran hormona a punto de estallar en una sala llena de personas que no me conocen y no tienen porque sufrirme.

Supongo que los sentimientos que una tiene y sabe torear cuando esta equilibrada hormonalmente se ven sin posibilidad de esconderse ahora con el embarazo. Aún siendo consciente de ello ¿porqué no lo puedo parar?

¿Cómo una puede ser una persona fuerte e independiente así? Bueno realmente necesito, no sé qué necesito. Quizá no pensar. Quizá parar.

Querid@ lector@,

Escribí estas palabras hace ya unos 3 meses pero quería compartir contigo un episodio de mi día a día que en su momento no estaba preparada en compartir pero ahora sí. ¿Porque? porque creo que la estabilidad mental es importante y que si te ves en la misma tesitura y me lees quizá te des cuenta de que no estás loc@, ni estas rot@, probablemente simplemente necesites descansar, desconectar y respirar.

Estaba sufriendo y mucho. No era culpa de nadie. Ni de la situación misma, simplemente me vi abrumada por una serie de sentimientos debido a la actividad del día a día.

¿Porqué llegué hasta ese punto?

Perdí de vista el mantra que me repito ahora cada día “Un paso detrás de otro”. Fue como si de repente necesitara huir de todo lo que me rodea. Lo único que necesitaba era descansar y sobre todo tomarme las cosas con calma.

Dejar de pensar en exceso en lo que quiero alcanzar y aún no he comenzado, todo eso que quiero hacer y no me da tiempo, todo lo que quiero experimentar. Como si el tiempo se hubiera agotado de repente, como si mañana no tuviera oportunidad de seguir viviendo. Como si lo que no se hizo, nunca más se hará.

¿Quién me habrá metido esos pensares en la cabeza?

En alguna ocasión creo haberlo mencionado pero ese pensar es producto de la impaciencia y su amiga la impulsividad. A veces abuso del pensar y seguro no soy la única, ¿A que no?

Permití que mi mente divagara sin rumbo. Y querid@ lector@ cuando eso sucede déjame decirte que puede cundir el caos porque la mente siempre acaba llevándonos por senderos de pensamientos que nos hacen sufrir. Dejé de prestar atención a todo lo bueno que hay en mi vida. Empecé a prestar toda la atención a lo que me tenía descontenta en aquel momento. Y como era natural, cundió el caos. Me colapsé.

Ahora meses después de aquel incidente, he tomado distancia de todos esos sentimientos y he vuelto a recuperar mi equilibrio mental y con ello el entusiasmo por enfrentar retos. Claro ahora estoy descansada.

Así que aunque fácil decir y difícil conseguir, el reto consiste en mantenerse firme en el día a día, no abandonar el discurso interno que equilibra los pensares y reconocer cuándo se necesita parar. Hacernos un poco más de caso. Escucharnos más. Tratarnos con amor y no machacarnos tanto. Porque somos seres humanos y no máquinas. Porque descansar, desconectar obra milagros en nuestros pensamientos. Porque no todo es trabajar, y no todo es estar de fiesta. Porque para lograr el bienestar en nuestras vidas a través del equilibrio que se requiere debemos prestar real atención a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.

Ahora querid@ lector@

Ya sabes que me gusta incitar a la conversación, así que si te ha gustado este post deja tu comentario aquí abajo y comencemos a conversar sobre cómo evitar estar al borde del colapso mental.

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